La ausencia de aventuras fantasmales en mis vigilias pudo haberme llevado a la fácil ?e irracional?actitud de negar su existencia. Por lo que sé, existen fantasmas que no reconocen la existencia de los seres humanos, posiblemente por la misma razón, porque nunca han visto a un individuo de nuestra especie. Puede darse el raro caso de fantasmas que acepten la existencia de los seres humanos y que no se les manifiesten simplemente por temor.
Se puede recontar la historia de los fantasmas según las religiones imperantes, según las costumbres de cada época, según los filósofos. Se puede mencionar la manera como los cientÃficos han tratado a los fantasmas (tal vez sin tomar en cuenta que ya habÃa muchos fantasmas antes de que existiera el primer cientÃfico), y uno llega al punto de que, habiendo estado los fantasmas presentes desde siempre en la tradición oral de todos los pueblos y habiendo surtido esas narraciones a los más grandes clásicos, el más apropiado territorio de los fantasmas es la literatura. Para empezar, allà nadie les va a preguntar si, de verdad, existen, ni nada por estilo. Y lo que hace la literatura es darles un papel, conferirles continuidad para hacer emocionantes las historias.
En compensación a su potencial literario, los fantasmas están, desde sus orÃgenes, en las obras más esenciales de la literatura. La lista es tan apabullante (Homero, Virgilio, Ovidio, Dante, Chaucer, Gio-vanni Boccaccio, Cervantes, Shakespeare, Dickens, Rulfo, GarcÃa Márquez?) que mejor serÃa jugar a encontrar un gran autor que no haya tropezado con fantasmas. El tema siempre estuvo ahÃ.
Autor: DARIO JARAMILLO AGUDELO
Precio:
$220,000